sábado, 12 de septiembre de 2009

La nueva era del romanticismo


Acabo de volver de Grecia, tierra de olivos, de playas de agua cristalina, de historia milenaria y del mejor yogur que he probado en mi vida.
El caso es que mucha gente me desanimó con respecto a este viaje. Por lo visto, fue todo un atrevimiento por mi parte hacer este viaje tan romántico sola. Como anécdota, os cuento que en la isla de Santorini, famosa por ser un destino ideal para parejas en su luna de miel, solamente hay habitaciones dobles - la mía tenía una cama enorme con dosel. Muy romántico, sí señor.

He vuelto de mi viaje con un mensaje para todos aquellos que malentendemos el romanticismo. Y digo "malentendemos", porque yo soy la primera que malentiende y confieso que tuve mis momentos de agobio ante la perspectiva de realizar el viaje con la única compañía de mi diario, mi cámara de fotos y mis ganas de disfrutar.
Os cuento que desde Santorini hasta Atenas hay ocho horas de barco; ocho horas que pasé durmiendo bañada por el sol, charlando brevemente con otros viajeros y mirando el mar... ese mar infinito, con sus miles de tonalidades de azul, ese mar que se extendía hasta más allá de donde nuestros ojos podían ver, abierto a un universo lleno de posibilidades.
Cuando ves la puesta de sol sobre el mar de Santorini, entiendes que todo es posible.

Observando y respirando en este viaje, entendí por fin la amplitud del concepto " romanticismo". Qué poco comprendemos el Amor. Yo he necesitado sentarme durante horas bajo el sol de Grecia, oliendo y lamiendo la sal sobre mi piel, para entender por fin lo limitado que está el Amor en el concepto de la pareja. Y lo limitados que estamos nosotros cuando no vemos más allá de ese concepto. Con los pies colgando sobre el agua en la cubierta de un barco, sintiendo cómo el mar salpicaba mis dedos, tuve la experiencia del Amor en un sentido mucho más amplio... la energía de la tierra, del mar, del sol, la sal que se posaba sobre mi piel, los mundos que descubro en mis viajes, la gente que camina por esta tierra sin sentido haciendo su camino de sensaciones y sentimientos, la belleza de todo lo que he visto y de todo lo que me queda por ver... eso es Amor.
Viajar, regalarme a mí misma - porque me cuido y porque me importa lo que vivo - mil y una experiencias en mil y una tierras donde se ponen mil y un soles... eso es Amor.
Tener la fuerza, la determinación y los cojones de estar sola conmigo misma y de vivir las consecuencias de esa soledad: las decisiones de cambio, lo mucho que esas decisiones descolocan, el atreverte a cambiar... eso es Amor.
Darme cuenta de que, como leí alguna vez, un alma gemela no es alguien que está contigo toda la vida, sino alguien que te cambia, que te hace mejor, que enriquece tu vida de alguna manera... el darme cuenta de eso, como una revelación, y mandarle luz y agradecimiento por ello... eso es Amor.
Volver a casa y encontrar que hay quien te comprende, que hay quien siempre está ahí, que hay pilares en tu vida que son inamovibles... eso es Amor.

Así que es cierto, he hecho un viaje romántico. Y me ha hecho feliz y me ha hecho mejor. Es la nueva era del romanticismo.
Y éste es mi mensaje - porque ya podemos correr, volar o viajar en barco a donde queramos, que el Amor, en todas sus formas, siempre estará. Así que gracias. GRACIAS.