lunes, 2 de noviembre de 2009

TU PROPIA AVENTURA

Estoy ensayando una obra que se llama "Elige tu propia aventura", basada en aquellos libros de nuestra infancia en los cuales tú decidías el destino que les tocaba a los protas - dependiendo de tu decisión, el libro iba por un lado o por otro, así que dependía de ti si la cosa iba mal o iba bien, si era divertido o aburrido, si era trágico o cómico... Me encanta participar en esta obra, porque me parece de lo más divertido que el público pueda decidir la escena que vamos a hacer y además me parece tremendamente útil y maravilloso que, en los tiempos que corren, recordemos que, siempre, siempre, existe la posibilidad de elegir nuestra propia aventura.

De primeras puede parecer raro, pero el caso es que la mayoría de las veces se nos olvida que nosotros somos dueños de nuestras vidas. Vale, siempre hay cosas que no podemos controlar -también las había en los libros de nuestra infancia, las opciones se veían limitadas por lo que había escrito el autor, no eran infinitas. El "autor" de nuestras vidas (llámalo Dios, Destino, Madre, Vida) también nos lanza X opciones y de ésas, tenemos la capacidad y el libre albedrío de elegir la que más nos apetece o la que nos parece mejor.

El caso es que, muchas veces, la aventura que imaginamos de pequeños o la que reimaginamos cuando crecemos un poquito, no acaba siendo la que vivimos. Pero esto no es necesariamente malo. Gracias a Dios, hay mil y una aventuras posibles, muchas más de las que nos ofrecía la colección de libros y eso es estupendo porque, si tu aventura imaginada se ve truncada por cualquier causa, sabes que siempre hay una cantidad inimaginable de aventuras que pueden sustituirla - aventuras que, muchas veces, ni siquiera se te han ocurrido aún. Digamos que es como si los autores de los libros de la colección siguieran escribiendo eternamente...

Hace un par de días, el 31 de Octubre, fue Halloween. Tengo un amigo que, por sus creencias, considera la noche de Halloween como la última noche del año y el comienzo de un año nuevo (es decir, lo que para la tradición cristiana sería la Nochevieja). Todos los años, mi amigo celebra una fiesta increíble, a la cual he tenido la suerte de asistir estos dos últimos años. En la fiesta, se celebra un ritual para dar la bienvenida al nuevo año y se habla de morir y de renacer. Esto no se refiere solamente a la muerte física, sino a todas las pequeñas y grandes muertes espirituales que experimentamos durante nuestras vidas, las cosas que perdemos, las despedidas, los finales... según las creencias de mi amigo, todas estas muertes llevan a un renacimiento, a un nuevo comienzo - con cada final, nos renovamos, crecemos y empezamos de nuevo, mejores y más fuertes.

Si lo intentamos, si vivimos desde la consciencia, desde el respeto por nosotros mismos y desde el Amor, podemos seguir renaciendo, seguir reinventándonos una y otra vez, independientemente de (o más bien, gracias a) cada pérdida, cada dolor, cada despedida, cada final.

Este año lloré durante el ritual de Halloween, por el tremendo peso de todas las cosas que he perdido y por el dolor y el vacío que me han causado estas pérdidas. Pero, en el jardín de mi amigo, con su presencia tranquila y reparadora, rodeados de calabazas y velas, y con la Luna llena brillando en un cielo totalmente descubierto, sentí que realmente podía renacer, que ya estaba renaciendo, y que los espíritus que me guían estaban aprovechando esa noche en la cual el velo entre nosotros y ellos se vuelve más fino para acompañarme, rodearme, envolverme y protegerme.

Así que ahora me toca elegir de nuevo mi propia aventura. Puede que no sea la que imaginé hace un año, puede que haya perdido cosas que nunca pensé que perdería, pero sé que de esas pérdidas van a surgir cosas maravillosas, nuevas aventuras, algunas de las cuales ni siquiera he imaginado todavía.

Por cierto, ¿sabéis que es lo que más me gustaba de los libros de "Elige tu propia aventura"? Que muchas veces, elegiera lo que elegiera, tomara el camino que tomara, siempre acababa en el mismo lugar - porque era donde tenía que estar.

Felices aventuras a todos...