sábado, 31 de diciembre de 2016

¿BORRÓN Y CUENTA NUEVA?


Hoy es el último día del año y, como todos los años, nuestros teléfonos y redes sociales se llenan de buenos deseos y maravillosos propósitos para el año que entra. Todo lo que estoy leyendo hoy es positivo, pero en esta semana, mientras se acercaba el final de este año tumultuoso y complicado, los mensajes eran de alivio por el fin de esta vuelta al Sol y los comentarios eran negativos, agresivos, llenos de enfado y de frustración.

Es cierto que el 2016 ha sido un año difícil para el mundo. Las noticias han estado plagadas de tragedias, de guerra, de terrorismo, de mala política, de pronósticos macabros para los próximos meses. Yo no sé qué va a pasar con el mundo; no tengo ni idea de si Trump nos va a llevar a todos a la ruina (económica y humana), no conozco el futuro que llegará para mis amigos ingleses como consecuencia del Brexit, ni sé si mañana, la semana que viene o dentro de tres meses vamos a salir todos volando en pedazos en algún atentado terrorista. No lo sé. Pero creo con total sinceridad que la percepción del año que comienza, igual que la del que termina, depende de cada uno de nosotros. No puedo arreglar el mundo, pero sí puedo arreglar mi vida: ordenarla, amarla y vivirla de manera consciente, saboreando al máximo los momentos buenos y asegurándome de tener la fuerza suficiente para sobrellevar los malos y aprender de ellos.


Por eso, cuando oigo a alguien decir que está deseando que acabe el 2016, mi respuesta es preguntarle qué piensa que va a suceder una vez que eso ocurra. ¿El hecho de que el año termine cambiará las circunstancias del mundo? ¿Acaso dejará de morir gente una vez que el 2017 entre, en todo su esplendor, en nuestras vidas? ¿Será todo mejor una vez que reemplacemos nuestros calendarios y agendas con los del nuevo año? 

Los que me conocen saben que no soy enemiga de la realidad espiritual y energética que nos rodea. Es más, creo firmemente en ella. Y creo que el cambio de año sí que puede traer nuevos aires a nuestra existencia. Sobre todo, el ritual de borrón y cuenta nueva que conlleva la Nochevieja es una buena manera de limpiarnos mentalmente y un buen momento para decidir comenzar de nuevo. Sin embargo, también estoy completamente segura de que las respuestas de nuestras vidas no están en una fecha. La respuesta, como siempre, está dentro de nosotros. La respuesta es vivir atentos, con los ojos abiertos, de manera consciente y plena. Una vez que conseguimos hacer esto, damos cada día un paso más en el camino hacia convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. Y eso nos hace fuertes.

A diferencia de lo que muchos nos quieren hacer creer, tener el corazón y el alma abiertos no nos hace débiles: nos hace poderosos. Y contra eso, no hay mal año que pueda.

¡Feliz 2017 a todos!