Estamos llegando al final del año y, como todos los años, es una época en la que nos da por replantearnos las cosas, por hacer balance, por considerar si nuestra vida, tal y como la estamos viviendo, es lo que habíamos esperado, lo que habíamos planeado, lo que queremos de verdad. Esto nos pasa también en los cumpleaños. Las fechas señaladas son finales y también comienzos y, como tales, se prestan a la introspección y al cambio.
Pero no siempre es necesario esperar la llegada de las fechas señaladas para replantearnos las cosas y realizar cambios. Al fin y al cabo, el calendario es una invención nuestra. El paso del tiempo, sin embargo, es real como la vida misma y no perdona. Por ello, no hay que esperar a que las hojas del calendario se acaben o a que cumplamos cuarenta años o cincuenta o sesenta... El cambio está dentro de nosotros y podemos decidir hacerlo realidad en el momento en el que nos lo propongamos.
Personalmente, llevo tiempo ponderando el cambio. Aunque mi cumpleaños, en Noviembre, y el final de año que se avecina me afectan como a todo ser humano, no los necesito para saber cuándo es momento de cambiar. En el año que entra, mi vida profesional y personal van a dar un gran giro. No va a ser cosa de un día, pero me voy a asegurar de que ocurre, porque quiero cuidar de mi vida, aprovecharla al máximo y vivirla con alegría, con paz y con salud. Brené Brown dijo: Ya no llevo el agotamiento como una medalla de honor. Yo tampoco. El agotamiento que me supone llevar un negocio y trabajar en tres sitios más para poder salir adelante, el que me supone dar todo el tiempo libre que tengo a la organización de mi compañía de teatro, el que me suponen mis propias imposiciones y tiempos (tengo que escribir el blog, tengo que sacar la newsletter de la consulta, tengo que decorar mi puerta por Navidad y dejar dulces fuera para los vecinos, tengo, tengo, tengo)... todo ese agotamiento no es mi medalla de honor. Ya no. Y mi mundo no va a cambiar a menos que lo cambie yo. A menos que entienda que mis imposiciones son solo mías (y que las de los demás no importan nada), que la vida no puede ser solo trabajo (por mucho que amemos lo que hacemos), que uno es mucho más que una sola cosa y cada cosa a la que dedica su tiempo con amor y pasión le enriquece y le hace una persona más completa, más feliz.
Quiero leer más, introducirme en esos mundos ficticios que se hacen reales porque alguien los escribió y porque mis ojos les dan vida. Quiero viajar, alejarme de Madrid unos días (tan necesario), perderme para encontrarme, conocer gente nueva, vivir nuevas experiencias: el mundo es demasiado grande y maravilloso como para quedarme en mi parcela por falta de tiempo y dinero para explorarlo. Quiero pasar tiempo con la gente a la que quiero, porque el tiempo no es infinito y porque me necesitan y les necesito, porque cuando paso tiempo de calidad con ellos me vuelvo más joven y más fuerte y de repente todo vuelve a tener sentido. Quiero estudiar, porque me interesan miles de cosas, porque mi mente es curiosa y solo tengo una vida para intentar saciar su curiosidad.
Quiero vivir, con todas las letras. Y ahora es el momento. No en mi próximo cumpleaños. No el 1 de Enero. Ahora.
Como parte del cambio, me despido de este blog, tras casi diez años de compartir todo lo que pienso y siento a través de él. Hoy he preguntado a mi hermana Pooneh su opinión sobre el hecho de que últimamente me cuesta escribir aquí, que ya no siento esa necesidad vital que tenía antes de mostrar mi alma por esta ventana. Mi hermana, que siempre ha sido y será la brújula de mi vida, me lo explicó con suma sencillez: ya no necesitas expresarte de esta forma. Tan simple como eso. Y, como siempre, tiene razón. Ahora me toca expresarme por otras vías y escribir en otros lugares. Este blog ha sido mi salvavidas, mi anclaje, mi forma de exorcizar mis demonios desde el 2009. Ahora los demonios más temibles ya no existen y yo soy una persona completamente distinta a la que era cuando empecé a escribirlo. Es el momento de cerrar para dar cabida a nuevos comienzos.
La vida no espera. Nos seguiremos viendo por el camino.
Millones de gracias por leerme durante todos estos años.
Feliz 2019 y feliz vida a todos.