martes, 28 de agosto de 2012
LIBERTAD
Me ha costado mucho comenzar a conocerme de verdad, saber lo que quiero y vivir mi vida de acuerdo a mis propios deseos y decisiones, ignorando las opiniones, críticas y miradas del mundo exterior. Aún me queda mucho camino por delante, pero me gusta pensar que lo más duro - la introspección inicial, vencer el miedo de verme como realmente soy - ya está superado.
Lo cierto es que cuanto más me conozco, más largo parece ser el camino. Al principio, pensaba que retrocedía una y otra vez y que nunca llegaría a avanzar de verdad. Ahora me he dado cuenta de que lo que ocurre cada vez que vuelvo a estar sobre la cuerda floja, al borde del precipicio de ese pozo oscuro de mi propia psique, no es retroceso, sino un paso más entre los misteriosos recovecos de mi alma. Y el hecho es que es un camino que hay que hacer, por muy duro que sea. La alternativa es mucho peor: el conformismo, la ignorancia y el escudo de la rutina protegiéndonos de cualquier riesgo o novedad.
No estoy hecha para la rutina, así como no estoy hecha para contar calorías, ni para fingir, ni para estar callada, ni para ser discreta, ni para conformarme con menos de lo que quiero y merezco. Hace poco tomé la decisión de cortar mis ataduras emocionales, barrer los miedos y ser completamente libre. Cuando tomé la decisión, pensé que el mundo sería un lugar mejor si todo el mundo hiciera lo mismo: dar rienda suelta a nuestros sueños y a nuestros deseos, liberarnos de los prejuicios, romper a mazazos con la envidia, los celos y las odiosas comparaciones, vivir para uno mismo y - de esta manera - ser mejor para el mundo y para los demás.
Esta imagen tan maravillosa tiene un gran fallo: el mundo no quiere ser libre. Interfieren el ego, la avaricia, la culpa y, sobre todo, el miedo.
Chavela Vargas dijo:
No hay nadie que aguante la libertad ajena; a nadie le gusta vivir con una persona libre. Si eres libre, ése es el precio que tienes que pagar: la soledad.
De pronto comprendí cuánta razón tenía esta mujer que cantó la soledad como nadie. Si la persona que tenemos delante es completamente libre, no tenemos control sobre ella, ni sobre lo que sentimos por ella, ni sobre lo que ella siente por nosotros. Puede echar a volar en cualquier momento, gritar porque le da la gana, decir lo primero que se le viene a la cabeza, hacer lo que le apetece... y no pedirá perdón por ninguna de estas cosas. ¿Y en qué posición nos deja eso? Nunca lo podremos saber con seguridad: de ahí viene nuestro miedo.
Así que tuve que replantearme las cosas una vez más. Al fin y al cabo, todo en la vida es una elección que implica, necesariamente, también una renuncia. Yo podía tomar el camino más fácil y volver a mi antiguo ser, con la seguridad - y las frustraciones - que eso implicaría. O podía mantener mi libertad recién encontrada y aceptar la soledad que viene de su mano.
He escogido ser libre. Porque me siento mucho más viva desde que lo soy. Porque creo que es la mejor manera de aprovechar mi vida. Porque no tengo miedo. Y porque creo que las cosas buenas son del que las trabaja.
A una parte de mí, por supuesto, le gustaría descubrir un día que Chavela se equivocaba... y que vencer la soledad acabará siendo una parte - inesperada y espectacular - de este gran canto a mi libertad.
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Guaau Parisa, me ha encantado y justo me viene al pelo lo que cuentas.
ResponderEliminarEl viaje a una misma es sin duda el auténtico camino de la vida.. aceptando, cambiando.. ahí vamos.
Pero lo que más me emociona es encontrar a personitas que también buscan lo mismo: conocers a si mismas.
Ultimamente ando pensando en que cuando dos almas libres se encuentran dónde queda el amor.. y esto me hace siguir buceando en la idea de qué tipo de amor necesito para que pueda estar y ser en libertad..
Bueno preciosa a seguir cuestionándonos y explorando este mundo que tanto nos gusta ;.) Gracias por compartir este espacio, es un gustazo.
Besazos
Isabel.
muak
ResponderEliminara veces el miedo a la libertad ajena se debe a que cuestiona el status quo, muestra las cadenas propias...
ResponderEliminardisfruta de tus alas y vuela preciosa!
Preciosa reflexión. Me ha recordado la bellísima canción de Silvio Rodriguez "Yo te quiero libre" Ya sabes: "Yo te quiero libre, libre y con amor, libre de la sombra, pero no del sol"
ResponderEliminarSigue brillando Parisá, aunque vueles muy alto, sigue brillando.
Un abrazo
maría
Qué buena reflexión, Pari!!! Fíjate cómo hemos participado con los comentarios espontáneamente...sin duda es un tema que se prende en las personas. <Porque creo que hablar de libertad implica que cuanto más cerca estamos de ella más palpable es la sensación de ser felices. Y hacia allí vamos! Gracias por compartir todo esto...
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