lunes, 17 de agosto de 2009

El tintineo del hada


A veces me da la impresión de que camino sobre un campo de minas emocional.
Lo digo porque lo mismo paso días y días de tremenda felicidad, viviendo, disfrutando de todo, con la paz que solamente llega cuando sabes que estás donde tienes que estar, en el momento adecuado... y de pronto, ¡zas! Sin comerlo ni beberlo, me encuentro hecha un mar de lágrimas y contándole mis penas a algún familiar, amigo o ser divino. Solía pensar que esto demostraba una inestabilidad emocional ciertamente preocupante, pero he decidido dejar de agobiarme con eso. Porque, después de todo, tras las lágrimas siempre vuelve la risa, me vuelvo a tranquilizar y las aguas invariablemente vuelven a su cauce.

Me imagino que de lo que se trata es de convertir ese dolor de cabeza y esa sensación de hipotensión que queda después de una buena llorera en algo provechoso de lo que aprender, convertirlas en lecciones de vida para que dichas lloreras cada vez ocurran menos. Difícil cometido. Suele ser más fácil distraerse con un libro, una película, cualquier cosa, para que se te pase el disgusto...

Yo, últimamente, le he cogido gusto a la literatura fantástica. Creo que la cosa empezó con la saga de Harry Potter, o quizá empezó bastante antes, cuando aún estaba en el colegio y leía las Crónicas de Narnia. En cualquier caso, cada vez me atraen más esos mundos llenos de seres increíbles que (supuestamente) no existen en el nuestro.

El otro día, tras la llorera de turno, tras coger mi libro de fantasía de la estantería (tocaba "Corazón de Tinta") y tras ponerme a leer sobre monstruos y hadas, se me antojó tremendamente normal el hecho de que cuanto más real y desafortunado se vuelve nuestro mundo, más nos interesan esos mundos maravillosos donde nada es lo que parece y todo es mejor de lo que te hayas podido imaginar. ¿Cómo no sentirnos atraídos por las hadas danzarinas, por los belicosos monstruos que siempre son derrotados, por todos esos colores, olores y paisajes desconocidos?

Aunque parezca mentira, esos mundos fantásticos tienen cosas que enseñarnos; cosas sobre la belleza de la imaginación y sobre lo esencial que es seguir soñando... Además, son mucho más reales de lo que muchos se imaginan. Yo, por ejemplo, siempre he sido firme creyente en la existencia de las hadas (de verdad, lo juro, por algo mi nombre las evoca). Y el caso es que, si después de cada llorera me tengo que poner a analizar lo que he aprendido y lo que he sacado en limpio de mi disgusto, me gustaría saber que todo ese análisis está "custodiado" por seres de esos pequeños y grandes mundos paralelos al nuestro.

A algunos les parecerá una tontería, pero yo creo sinceramente que voy a aprender más, mejor y con más alegría si lo hago escuchando el tintineo de algún hada traviesa... ¿o no?

2 comentarios:

  1. Yo también las oigo, que Peter Pan no deje que nadie se olvide de escuchar a su Campanilla, es la única forma por la que desaparecerían ¿no? ;-)
    Un placer descubrirte también en este blog.

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  2. A ver ¿¡Qué dices de que es una tontería!?

    A mi me parece muy bonito ver que aún hay personas como tú, que creen en cosas que otros sólo podrían creer viendo.

    También tienes muchísima razón en eso de que hay que afrontar el problema, y no distraerse con otras cosas.

    Muchos besos, y recuerda, no es una tontería lo que dices, personalmente creo que tienes muchísima razón ^.^ .

    Besotes.

    Lara.

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