martes, 11 de enero de 2011

11/1/11, 11:11


Hoy es 11 de Enero de 2011, es decir, 11/1/11. Es una fecha muy bonita y, además, numerológicamente favorable. Esta mañana, mi amigo Jesús tuvo la idea de aprovechar el momento en el que el reloj diera las 11:11 para parar, sentarnos, respirar hondo, reflexionar... simplemente estar. A mí me pareció una idea buenísima y la he llevado a cabo. Me hice un café, abrí las ventanas de mi salón de par en par, cogí una silla, me senté y me dediqué a mirar el cielo - un cielo de un color azul brillante que no se ve todos los días y que, por cierto, probablemente me habría perdido si no me hubiese tomado ese respiro a las 11:11 de la mañana. Durante los diez minutos que estuve sentada al lado de la ventana, fui consciente de ese cielo azul, del hecho de que mi vecina de enfrente me miraba discretamente desde su propia ventana, del color rosa palo de una falda tendida que dos horas antes me había parecido gris (en serio, todavía no comprendo cómo mis ojos se pueden haber confundido tanto con el color) e intenté no poner trabas a los pensamientos que pasaban por mi mente, fuesen los que fuesen. Y puede parecer increíble, pero tras esos escasos diez minutos, me sentía diferente: más relajada, más contenta y menos cansada que antes.

No solemos dar completa libertad a nuestros pensamientos. No lo hacemos porque estamos ocupados con la rutina diaria, porque necesitamos sentir que tenemos control sobre nuestras vidas y también porque estamos muertos de miedo. Nos asusta dar rienda suelta a los pensamientos porque, en muchas ocasiones, preferimos no saber muchas cosas que, en el fondo, ya sabemos. Pero, ¿es posible la libertad completa sin el completo conocimiento de nosotros mismos? Y si cobramos consciencia de lo que no nos gusta, ¿nos hace eso menos dignos de nuestro propio respeto, de nuestro propio Amor?

Yo me pasé media vida evitando mis propias carencias, luchando contra ellas, ignorándolas... lo había probado todo, menos la aceptación (y, como consecuencia, el trabajo para mejorar). Cuando decidí que prefería conocerme por completo en lugar de huir de mí misma, comencé un largo camino del cual aún no he recorrido ni la mitad. No es un camino fácil, implica esfuerzo, dolor y bastantes caídas. Lo más frustrante es sentir que desandas lo andado, que cuando más progreso crees haber hecho, de pronto pareces recular y empezar de nuevo desde la primera casilla. No, no es fácil, pero curiosamente, tampoco es tan aterrador como había imaginado. Quizás es porque una vez que decides andar ese camino, ya estás aceptando una serie de cosas que, por lo tanto, dejan de asustarte. O quizás es porque la mayoría de nosotros no somos ni la mitad de aterradores de lo que pensamos.

Desde la primera casilla hasta ahora, he aprendido muchas cosas; entre ellas, que sí es posible amar los fallos, las carencias y la oscuridad de uno mismo. Mi profesor y amigo Jason me dijo una vez que hay que aceptar y abrazar tu sombra. Tenía toda la razón. Sólo entonces podemos seguir caminando. Y sólo entonces podemos permitirnos parar, reflexionar y contemplar nuestras vidas sin miedo a nada, ya sea un 11/1/11 a las 11:11 o en cualquier otro momento.

Lo que puedo afirmar con total certeza es que cuanto más camino, menos me canso, cuanto más cambio, más me encuentro y cuanto más acepto mi sombra, más luz cae sobre todo lo que vivo.

Jack Kerouac dijo: "enamórate de tu existencia". El Amor llega con el conocimiento, con la consciencia. Y cuando dejamos de correr por la vida sin saber a dónde vamos y, simplemente, nos dejamos estar, vemos los cielos azules y las faldas rosas y nos damos cuenta de que la vida - la de verdad - son los momentos 11/1/11 a las 11:11.

7 comentarios:

  1. un diez as always!!! p.d. te importa si pongo tu link en mi blog? maria jose

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  3. Y en los momentos está contenida la inmensidad del infinito!

    Feliz año Parisa! A disfrutar de cada momento, con la Luz y la Sombra!

    Besos,

    Jason

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  4. Precioso, Pari.

    Se me ocurre que a veces no nos permitimos pensar en lo que no nos satisface porque sabemos de antemano que no tendremos el valor para cambiarlo y sentimos que profundizar en esos pensamientos sólo nos frustraría.

    Creo que antes de sentarse a pensar en lo que hay de mejorable en nuestras vidas, tenemos que aceptar que vamos a abrir la caja de los truenos y es mejor no empezar si no estamos dispuestos a abandonar nuestra actitud pasiva y hacer lo que esté en nuestra mano para mejorar. Y eso no siempre es fácil porque implica correr riesgos y hacer sacrificios.

    La falda podía parecer gris porque estaba más mojada la primera vez que la viste. Te convence mi teoría científica?

    Un beso!
    Ana

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