lunes, 29 de octubre de 2012

SIN ESPERA


Odio esperar. Lo odio cuando se trata de la cola del cine y lo odio cuando se trata de llegar a mis objetivos en la vida. Además de ser tremendamente impaciente, resulta que me ha tocado vivir en la cultura de la inmediatez. Hoy en día, no sabemos esperar porque nadie nos enseña a hacerlo. Es más, el mundo parece empeñado en potenciar nuestra impaciencia.

Llevo años intentando trabajar esto en mí misma, moldearlo y mantener algo de control sobre mi mente inquieta. No es trabajo fácil, sobre todo cuando todo lo que nos rodea llama a la impaciencia: en lugar de una dieta sana, nos ofrecen fajas reductoras para parecer más delgados; en lugar de sanar de raíz una depresión o una ansiedad, nos ofrecen pastillas para silenciarlas. La comida es cada vez más rápida, el sexo más precipitado, los coches más veloces y los viajes más cortos. Todo está diseñado para no perder tiempo y nosotros, como seres humanos impacientes que somos, lo compramos todo sin dudarlo.


Lo cierto es que, en nuestra búsqueda de la satisfacción inmediata, acabamos perdiendo la alegría del viaje y la dulce anticipación de la espera. Estamos tan frustrados por no tener ya todo lo que queremos, que se nos olvida ver todo lo que nos está dando nuestro instante actual: y es que no nos damos cuenta de que la imperfección de nuestro presente incompleto es lo mejor que tenemos.

Las cosas que vivimos en nuestro día a día, el trabajo que hacemos para conseguir lo que queremos, las decisiones que tomamos y las circunstancias que nos rodean son parte de lo que somos. Sin todo esto, cada uno de nosotros sería una copia exacta de los demás... habitaríamos un mundo de seres completamente anodinos y vacíos. Cuando recurrimos a la satisfacción inmediata que nos vende nuestra sociedad, estamos evitando pensar en todo lo que aún nos queda por hacer para llegar a convertirnos en esas personas que estamos destinados a ser.


La realidad es que, si ese trabajo perfecto aún no ha llegado, si tu vida sentimental sigue sin funcionar, si te está costando más de lo que pensabas ponerte en forma, o dejar de fumar, o progresar en tu terapia, lo más probable es que sea necesario que sigas trabajando. El no darte por vencido en tu búsqueda es lo que moldeará tu vida.

Tanto nuestra individualidad como nuestro rol en el mundo que nos rodea están marcados por este trabajo de auto-realización. Si consiguiéramos todo lo que queremos de inmediato, ese camino tan delicadamente equilibrado se torcería y - aun teniendo todo lo que pensamos que necesitamos - no llegaríamos al final con éxito.

Quizás nuestra mejor baza para ese éxito - llamémoslo felicidad - sea ejercitar la paciencia y seguir trabajando, con la certeza de que, lleguemos a donde lleguemos, estaremos andando el camino que de verdad nos corresponde.








5 comentarios:

  1. Ya sabes aquel que dijo... "La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes."
    A veces el camino ES la respuesta. Un beso guapa

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  2. So true!! Y que rico es la vida cuando por fin consigues esas metas que estas esperando! You always make such great entries <3

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  3. Vivimos esperando algo que nunca llega, y nos creemos que lo mejor está por llegar. Es inevitable.
    Llegar a la cima no es lo importante, quizá lo es más escalar bien la montaña!!!
    Y me reconozco en cada palabra que has escrito.

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  4. Desde que aprendí a meditar, estoy deseando que me toque ESPERAR en una cola del súper, en la consulta del médico, en el banco... Donde sea! Puesto que es de los pocos momentos en que me permito PARAR y meditar; es decir, mimarme. El resto del día "estoy demasiado ocupada"... ; )
    Besos
    Laura

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  5. El capitalismo triunfante hace mucho daño, aniquila los espíritus libres. No hay nada más bello que parar un instante, sea donde sea, y sentir, sólo sentir...
    Gracias guapa, como siempre me reconozco en tus palabras.
    Un beso María

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