miércoles, 8 de febrero de 2012

EL AMOR EN TIEMPOS DE CRISIS


Vivimos tiempos difíciles. Lo más probable es que la pésima situación económica que atraviesa nuestro mundo vaya para largo; las soluciones rápidas no existen en este caso y, en lo que respecta a España, el cambio de gobierno ha creado más insatisfacción que esperanza, más frustración que ganas de seguir luchando. Es nuestra realidad actual y no nos queda más remedio que lidiar con ella mientras dure porque, como me dijo alguien hace pocos días, todo pasa, tanto lo bueno como lo malo. Nada en esta vida es eterno.

Como cada persona es un mundo, cada uno de nosotros lleva los buenos y los malos momentos de maneras distintas. Existen personas que se mantienen en un equilibrio casi completo, independientemente de lo que estén viviendo. Otras personas viven con el miedo constante de perder lo que tienen, ya sea salud, amor o bienes materiales. Por otro lado, también están aquellos que nunca piensan que nada malo les vaya a pasar a ellos: no valoran su salud hasta que la pierden, no respetan a su pareja hasta que les deja, no piensan en su dinero hasta que se quedan sin nada... Como en todo, el equilibrio es, también en este caso, la mejor opción.

Punset dijo: la felicidad es la ausencia de miedo. Es totalmente cierto que el miedo impide y paraliza, no es un buen compañero de viaje en nuestras vidas. Sin embargo, también es importante tener siempre en mente la precariedad de nuestras vidas y de todo lo que tenemos. La realidad es que todo puede desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Entender esto es lo que hace que aprendamos a valorar cada segundo de nuestra existencia.

Cierta vez leí que quizás lo más sabio para nosotros sea pensar y actuar como los indios yaquis. Este pueblo indígena de México ve la muerte como una gran consejera; utilizan la consciencia de su propia muerte como motor para su forma de vivir, preguntándose: ya que voy a morir, ¿qué debo hacer ahora? Si nosotros conseguimos pensar de la misma forma, lograremos acercarnos cada vez más al momento presente.


Sin embargo, este tiempo de crisis ha hecho que vivir sin estar sujetos a nuestros miedos y aprovechar cada segundo como nos gustaría se haya convertido en una tarea de titanes. Hoy en día, el que no tiene trabajo sólo puede pensar en encontrar uno y el que tiene trabajo no puede hacer otra cosa que luchar por conservarlo. Ahora, más que nunca, no es buen momento para perder nuestra fuente de ingresos. Así que trabajamos. Y trabajamos un poco más. Pasamos horas y horas en la oficina, nos preocupamos, nos estresamos... hasta que entramos en un círculo vicioso de angustiosas horas laborales del que es muy difícil salir.

Creo que debe llegar un momento en la vida en el que nos obliguemos a nosotros mismos a parar, a mirar a nuestro alrededor (y sobre todo, en nuestro interior) y a plantearnos dónde estamos, por qué estamos aquí y en qué dirección estamos yendo. Tengo la triste sensación de que muchos de nosotros no estaríamos contentos con los resultados de esta observación.

En mi caso, me temo que estoy pasando por el momento laboral más agobiante de mi vida. Los últimos dos meses han sido una vorágine de nervios, cansancio, cantidades inabarcables de trabajo, falta de sueño y pérdida de ilusión y de ganas de casi todo. En estas circunstancias, es difícil encontrar el momento de parar y evaluar la situación con objetividad. Sin embargo, me he obligado a hacerlo, porque no consigo dejar de pensar en esos indios yaquis y, sinceramente, creo que nuestro tiempo en este plano físico es demasiado precioso como para desperdiciarlo. Sería un pecado imperdonable.

En mi caso, la observación de mis circunstancias me lleva a pensar - inevitablemente - en el amor de pareja, esa escurridiza parcela de mi vida que jamás he conseguido conquistar. ¿Es posible seguir creyendo en el amor de pareja en esta sociedad que hemos creado? Y lo que es más importante, ¿es recomendable? Muchos dicen que vivimos en la era del desamor, de la desesperanza. Dicen que ahora cada cual va a lo suyo y que a nadie le importa nada más que lo que ocurre en su pequeña parcela en este mundo. No tenemos tiempo ni ganas de vivir: de vivir de verdad, de revolcarnos en la vida con todas nuestras pasiones y sensaciones a flor de piel. Es la era de las citas por internet, de la comida basura, de las charlas por email en lugar de en persona. Las distancias físicas ya no existen gracias a la tecnología, pero gracias a esa misma tecnología, vivimos más distantes que nunca. Hoy en día, parece que creer en el amor es como seguir creyendo en los cuentos de hadas.


Pero supongo que el problema es que yo no puedo dejar de creer. Lo he intentado y, siempre que lo he hecho, he acabado incluso más frustrada y triste que antes. Así que sigo creyendo - como una tonta - en las grandes historias de amor. Es más, sigo creyendo que merezco vivir una de esas grandes historias. Hay una - al menos una - en ese universo paralelo que nunca alcanzo, que me pertenece.

Así que sigo negándome a conformarme con menos que eso. Aunque hayan pasado años desde que sentí por última vez lo poderoso que es estar enamorada. Aunque casi no me acuerde de lo increíblemente viva que estaba. Aunque me haya tocado vivir el amor en tiempos de crisis.

No sé cuál es la solución a mi pequeña gran crisis personal. Llevo buscándola quince años y creo que ha llegado el momento de dejar de buscar. Y simplemente vivir. Y esperar que la vida sea generosa conmigo... y que encuentre la manera de llevarme a donde tengo que estar.

4 comentarios:

  1. “Just living is not enough,” said the butterfly, “one must have sunshine, freedom and a little flower.” Hans Christian Andersen
    Tu cuento de hadas está por llegar y se que te sorprenderá a ti misma por su belleza. Besos princesa.
    María

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  2. Los proyectos profesionales pueden dejar de hacerse, pero los proyectos personales hay que terminarlos siempre. Llegará cuando menos te lo esperes. Te invito a leer el post que escribí hace unos días en mi blog, seguro que tu también tienes tu propia lista. Besossss

    http://www.laultimacucharada.com/2012/01/por-si-vale-de-algo.html

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  3. Muy bien escrito! Muy buen blog.. Sigue así

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  4. A mí me pasa igual, ver como tratan el amor como si fuera una enfermedad de repugna, pero sé que lo hacen porque implica altruismo, contrario al individualismo que nos quieren inculcar. Para ellos hacen.

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